lunes, 26 de abril de 2010

Plenilunio.

Así como la noche acerca las luces y los sonidos

quiero que a ti también te acerque.


¿Donde estas ahora?


¿Por qué si eres una luz en mi camino

no apareces en la oscuridad de ésta noche que sólo existe en mi alma?


O quizá sigues brillando pero ya no para mí

y ahora te confundes con todas las luces de la noche.


Tu luz, tu voz,

diferentes a las demás ya no las encuentro.


Mi alma te busca, pero solo encuentro luces iguales.

¿Por qué ya no estas más para mi?


Desde lo alto del camino que pasa por entre los árboles

mis pasos van por el día de la noche.


Mi sombra me acompaña,

y a ella le platico lo que ya sabe de ti y de mí.


Todo se ve claro.

Noche de plenilunio.

Hermosa.


El camino empieza a jalarme,

la gravedad se empieza a sentir,

mis pasos ya no pesan

mi cuerpo se siente ligero.


Abajo, las luces de las lámparas que dibujan las casas.


Un par de luces que alumbran el asfalto, que se deslizan rápidamente.

luego desaparecen al sur.


Los perros empiezan a ladrar.


Huele a leña quemada.

Mis pisadas suenan a arena,

y el camino que me lleva a ningún lado.


Luego, mis pasos se pierden en el camino bajo las lámparas y las casas

y me siento ajeno al lugar que me vio nacer.


Aparecen dos luces,

vienen de lo lejos sobre el asfalto y me subo en ellas,

con rumbo hacia el norte.

Aún es de día en la noche.

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