lunes, 26 de abril de 2010

Volcanes.

En el día de la noche

la montaña de fuego y su amada

vestidos con sus túnicas de plata para ceremonias

cubiertos con un velo con estrellas estampadas

que se extiende en la inmensidad de la noche

mirando los ojos de los que los contemplan extasiados.


En el día,

los dos eternos enamorados que no se separan,

cambian de color su túnica.

Un blanco profundo y un azul como fondo.


Los rayos del disco dorado que se esparcen

y que con su calorcito ayudarán a que lo blanco ahora,

se convierta en hilos cristalinos que descenderán de los dos colosos

y llegarán a las bocas sedientas

de quienes los admiran desde abajo.

Vestidos sagrados ahora

que saciarán la sed mañana.

Plenilunio.

Así como la noche acerca las luces y los sonidos

quiero que a ti también te acerque.


¿Donde estas ahora?


¿Por qué si eres una luz en mi camino

no apareces en la oscuridad de ésta noche que sólo existe en mi alma?


O quizá sigues brillando pero ya no para mí

y ahora te confundes con todas las luces de la noche.


Tu luz, tu voz,

diferentes a las demás ya no las encuentro.


Mi alma te busca, pero solo encuentro luces iguales.

¿Por qué ya no estas más para mi?


Desde lo alto del camino que pasa por entre los árboles

mis pasos van por el día de la noche.


Mi sombra me acompaña,

y a ella le platico lo que ya sabe de ti y de mí.


Todo se ve claro.

Noche de plenilunio.

Hermosa.


El camino empieza a jalarme,

la gravedad se empieza a sentir,

mis pasos ya no pesan

mi cuerpo se siente ligero.


Abajo, las luces de las lámparas que dibujan las casas.


Un par de luces que alumbran el asfalto, que se deslizan rápidamente.

luego desaparecen al sur.


Los perros empiezan a ladrar.


Huele a leña quemada.

Mis pisadas suenan a arena,

y el camino que me lleva a ningún lado.


Luego, mis pasos se pierden en el camino bajo las lámparas y las casas

y me siento ajeno al lugar que me vio nacer.


Aparecen dos luces,

vienen de lo lejos sobre el asfalto y me subo en ellas,

con rumbo hacia el norte.

Aún es de día en la noche.

PADRE, MADRE.

Como el sol de una aurora, das calorcito a cada uno de tus hijos.

Tu amor que se esparce como los rayos del sol,

calientitos, sobre ellos, cobijándolos.


Amor infinito de madre.


Algunas veces el amor es tanto,

es tan enorme,

que se dá a los demás

de una forma inconciente.


Cuando tu con tu mirada ávida de ver mas lejos, tratabas de ver mas allá,

pero tus hermosos cerros te lo impedían,

subías a lo más alto del más alto

y así veías más allá.

Siempre supiste que había algo más,

tu alma miraba lo que tus ojos no podían.


Tus sueños.


Horizonte abierto por tu mirada,

filosa navaja cortando en pedazos

la preciosa cortina de seda

que te impedía ver más allá.

Tu al lado de para quien la vida sólo fue un sueño,

un soñador de esos que no viven en el mundo éste,

un soñador que hizo realidad sus sueños.


Un humano.


Sólo tú y él saben lo que soñaron,

y tú a su lado a pesar de los pesares,

vida de sobresaltos, abandonos, angustias, incertidumbres.


Pero en el fondo, sabías que el sueño que compartían,

sería realidad.

Soñó que la tierra que pisaban y sembraban los vecinos suyos

debería ser propia.


La tierra que antes trabajaban la pisaban,

pero sus pasos se iban,

no permanecían en ella,

pasos y tierra eran ajenos.


Ahora los pasos se quedan porque son uno mismo,

pasos y tierra se pertenecen.


La vida tuya, al lado de quien sólo pensó

que tenía que lograr un pedazo de tierra para los demás.


Cuando tu soñador vio que era posible

que un hilo cristalino de los que bajan de la montaña de fuego

llegara a todas las moradas de la tierra que te vio llegar

y que gustosa te recibió porque sabia de lo que eras capaz

porque no todo lo puede percibir la gente,

pero si lo sabe el lugar,

testigo de todo lo que allí sucede

no dudaste en estar a su lado.

.

¿ Dónde esta el limite entre un sueño y la realidad.?


Ni tú ni él conocieron ese límite,

porque de haberlo hecho hubieran despertado

y sus sueños no se hubieran concretado.


Sus vidas por sus sueños

y sus sueños hechos realidad.


Padre, madre,

estoy orgulloso de ustedes y de sus logros.

Padre cumpliste con tu misión

aún a costa de tu vida.

Madre gracias por acompañarlo.

La cosecha.

Pasos cargados de esperanza,

los primeros sobre tierra desnuda, suelta.

los mismos ahora que cortan el primer fruto,

los que anduvieron y andarán el mismo surco una y otra vez.


Pasos que ahora solo pueden ver espigas y fragmentos del azul del cielo,

en su largo, largo caminar.


Huele a verde,

se siente el verde,

todo sabe a verde,

todo es verde y todo esta verde.


Vida verde,

el verde de la vida,

milpa verde,

la milpa da la vida.


Ahóra, las milpas al viento deshacen en pedacitos

que se vuelven notas musicales que se escuchan en la inmensidad.


Al mismo tiempo que se mecen,

como si se arrullaran

luego,

como si bailaran.


Largas hojas que semejan lenguas que cantan todo el día,

y toda la noche, que se acarician entre si.


El jardinero pasa y con sus manos y su cuerpo acaricia sus plantas,

y éstas le corresponden con sus largas hojas.

Elotes primero,

mazorcas después.


Ahora, los mismos pasos cargan ayates llenos de fruto

que alguna vez fue un sueño.


El campo ya no es verde,

pero sigue cantando el himno de la vida que seguirá

porque deja su fruto ancestral.


Maíz .

vida.

Milpas y hombre.

Dios y naturaleza.

La siembra.

Como cada inicio de año,

la tierra empieza a vestirse con su manto verde

que va tejiéndose poco a poco.

Luego, el hombre empieza a imaginarse un traje nuevo

para cada pedazo de tierra.

Entonces el arado destruye su vestido natural,

para poder dar vida al verde que será sembrado por el hombre.


La madre tierra no espera.


Impaciente por crear vida

lo espera una semilla para hacerla germinar.

Un arado la hiere,

la abre dejando ver a manera de sangre, la humedad que hay en ella,

indicador inequívoco de que esta lista para generar vida,

está lista para ser preñada.


A veces los surcos son líneas rectas interminables,

otras apenas son de algunos pasos.

Líneas curvas que dibujan artistas surcadores,

formando diques para que en éstos se consuma el agua de lluvia

y no se lleve la tierra .


Un cuerpo que carga un morral lleno de vida latente

y una coa que hiere aun más la tierra

para dejar en lugar seguro la semilla.


Surcador y sembrador,

caminar y caminar,

trabajo de hombre y naturaleza.

Arriba el infinito cielo azul,

abajo el hombre que trabaja la tierra

y Dios que esta con él.

Crear vida para mantener la que ya existe.

Razones.

A veces me enojo conmigo,

ya no encuentro razones para seguirte amando,

siento tu indiferencia, tu lejanía.


Pero cuando miro atrás,

en el tiempo y la distancia,

vienen a mi mente uno a uno,

todos los momentos que pasamos juntos.


Cuando miro tus ojos,

recuerdo tus muchas formas de verme,

recuerdo que nunca acabe de descifrar todo lo que me decían,

quizá porque te tenía.

Si ahora los mirara,

serían plenilunio en mis noches.


Tus brazos abiertos esperándome,

el calor de tu cuerpo,

la dulzura de tus palabras.


Tu risa de niña, cristalina, espontánea,

hermosos labios los tuyos de mujer.


Y tus manos,

tibias cadenas que me hacían prisionero de ti,

y que con sólo tocarlas me hacían volar.


Ahora tu ausencia ilumina mi sensibilidad

y eso me hace amarte más.


Ya no tengo razones para dejar de amarte.


Mañana habrá mas razones,

si hay mañana.

Tu permanencia.

Estas en mi vida aunque tu no estés conmigo,

n no se cuando dejaras de ser presente

para convertirte en un dulce recuerdo.


Ojala nunca seas recuerdo.

nca te vayas para poder seguir sintiendo lo mismo

que ahora por ti siento.


Sé que no me alcanzará la vida para olvidarte

y tampoco quiero hacerlo,

no podría olvidarte.


Porque cuando llegaste a mi vida,

iluminaste una parte de mí

que estaba oscura,

desde entonces esa luz está.


Esa luz alumbro un camino

que antes no veía.

Ahora encuentro caminos y los ando.


Si te volvieras recuerdo,

te guardaré en un lugar donde te veré diario,

donde la palabra olvido no existe.


Y no podrá ser de otra manera,

porque cada letra que escribo para formar una palabra,

siempre sale de mí

pero porque vives en mí.

Sobreviviendo.

Camino por el tiempo de mi vida

y espero impaciente

que la luz sea sucedida por la oscuridad de la noche

de este día que hoy termina.


A veces pesa más mi cuerpo que mi cansancio,

no se justifica que arrastre los pies.

Trate de sonreír a la vida,

pero mi rostro petrificado,

a Medusa miré en ti,

me impidió hacerlo.


Mi cuerpo con hambre de mi cuerpo,

intento absurdo de autodestrucción.


Miro los fragmentos de mi vida,

esparcidos, en el camino que se abre a tus pasos

en tu diario andar.


Mi amor que se hizo pedazos

en la pared de tu insensibilidad.


No se,

lo quiero que sea de noche.


Tal vez sea sólo para estar seguro

que se termino otro día,

y que estoy vivo.


Avalancha de razones porque no sucedieron cosas,

justificaciones estériles. Inútiles.


El tiempo con su memoria

me recuerda lo que mi memoria

a veces dice que no recuerda.



Velado recurso,

para justificar la ocasional amnesia

que necesita mi conciencia

para tener un remanso

en mi tormentosa existencia.

Mariposas.

Hoy salí a buscar mariposas

de ésas que tienen muchos colores,

y que cuando las juntas,

dices cosas también de muchos colores.


Pero hoy camine por esos campos

que se terminan hasta el horizonte,

y ésta vez, el horizonte

se alejaba más y más.


Todo estaba igual.


Un verde de muchos verdes

que se extiende por donde vean tus ojos,

con manchas de colores,

unas aquí, otras allá,

y las que apenas se distinguen en la lejanía..


Pero estaba diferente.


Quizá había mariposas,

de hecho las había,

sólo que no las podía atrapar.


Todo era un caos.


Ya las palabras no se acomodan,

porque no hay ideas claras.



Sabes que amas,

pero también sabes

que ya no debes decirlo.



O puedes decirlo,

pero para ti,

pero así no sirve.


Y así seguí caminando

hasta que vi que la noche

no estaba oscura.


Miré al cielo

y allí estaba el enorme disco de plata

en un cielo estrellado.


Le pregunte si te había visto,

me miro indiferente

y nada me contesto.


Una gran tristeza invadió mi alma.


Antes cuando le preguntaba

me miraba muy expresiva,

y con una sonrisa me decía que si.


Esta vez, las mariposas volaban tristes,

porque no pude hacer que sirvieran

para lo que fueron creadas.


Para con muchas palabras, decir

sólo dos,

te amo.

De hermosas.

Vagando un día por mi mente,

por un hermoso jardín, haber pasado recordé,

se me hizo fácil regresar

y una flor cortar.


La dueña del jardín me sorprendió,

y preso me tomo.


Mi libertad me daría

dejándole mi corazón.


Por una flor mi corazón,

por una flor mi vagabundo corazón,

mi libertad por mi corazón.


Flor hermosa,

mujer hermosa,

mi corazón te dejaría,

pero tu corazón

con el mío,

juntos ya están.

Esposa mía.

Esposa mía, hoy cuando amanezca

antes que la luz del nuevo día hiera tus ojos


Ahora que regreses del lugar

a donde todas las noches vas


Porque dormida te veo

pero se que aquí no estas.

porque tú no descansas

tu cuerpo si.


Cuando duermes mis ojos recorren todo tu cuerpo

te admiro y lo hago muchas veces.


Pienso que tú no me miras

pero te mueves y siento tu mirada,

como si sonrieras

complacida porque te contemplo.


Creo que unas veces que amaneces de mal humor

es porque tuviste mucho que hacer

o algo no salio bien.


Porque tú vas más allá de las estrellas

y te reúnes con las semidiosas como tú

y se ponen a arreglar otros mundos..


Pero despierta ya estas conmigo


Besaré tu frente, luego tus ojos

y esperaré a que los abras.

.

Hoy quiero ver el brillo el ellos

que me dirá que aún vives para mi.


Algún día hace tiempo

soñé con que fueras mi novia


Hoy a muchos años

nuestros hijos ya son adultos.


Nosotros, yo, aún te amo

nosotros , tu y yo origen..



Los días, mese, años que el mismo sol

que la misma luna han aparecido por el mismo horizonte

y que han desaparecido por el mismo lugar

el mismo cielo constelado


Tu y yo quizá los mismos

amándonos como al principio

y nuestro amor

igual.


Algún día hace tiempo

te decía al oído palabras de te quiero, amor.


Hoy te diré las mismas palabras

pero ahora esas palabras ya no son las mismas


Las palabras de antes eran reales

recién nacidas

.

Tenían toda la fuerza del amor

un amor que apenas empezaba.


Las de ahora son las mismas

pero con la edad de nuestro amor.


Ahora tienen cada minuto que hemos vivido,

cada sonrisa, cada desvelo.

tienen encantos y desencantos.


Esa es la diferencia de lo que te digo ahora

y lo que te dije.


Porque los besos y las palabras de amor que te doy ahora

tienen la edad de desde que te vi por vez primera

y me enamore de ti.

El viento y tu.

El lugar en que estas ahora,

un nicho en lo más profundo de mi alma.


Abriré la puerta, la ventana

y cualquier lugar,

por donde el viento pueda entrar.


Cuando éste te toque,

y tú resistas su paso después de mucho tiempo,


cuando en vez de erosionarte,

te pula y te haga tan hermosa

como una escultura de mármol,

habré construido con mi amor una obra de arte,

y hasta el fin de mis días perdurará.


Y entonces,

el viento mismo

te tomará entre sus brazos,

y a las más altas montañas te llevará

donde él sus obras de arte tiene.


Allí, inmensa, majestuosa te verás,

y sólo el viento subirá,

y te cantará,

y las nubes acariciándote, contigo jugarán.


Más cerca de las estrellas,

de la luna estarás,

y yo el privilegio de admirarte tendré.


Pero si como la niebla

te desintegras, y en la nada te pierdes,

con el primer viento que te toque,

no vivías en mí como yo creí.

Reflexiones sobre la vida y la muerte.

Viviste Años, meses, días,

o moriste antes de nacer.

Hace tiempo,

ayer,

hace un momento

estabas con nosotros,

disfrutábamos de tu presencia.


Quizá despertamos de un sueño para seguir en éste.


Tal vez nacer fue un sueño que hicimos realidad,

que se forjo en algún nivel de conciencia,

como éstos que tenemos en esta vida.


También nacer fue todo un reto,

de esos de vida o muerte.

De ésos que sólo uno sabe el esfuerzo que hizo,

y que por alguna razón, no existe registro alguno en nuestra memoria.


Pero las ansias de vivir siguen,

hay hambre desde que uno nace.


Desesperación por aferrarse al pecho que da la vida,

hambre para mantener el cuerpo,

hambre para aferrarse a la vida.


Después la vida es circunstancia.


Hay quienes se dan cuenta de que viven desde muy pequeños,

hay quienes después.


Hay quienes sueñan desde muy pequeños,

hay quienes después.


Sueño de nacer,

soñar en vida,

y quizá también morir sea un sueño.


Pero no lo vemos así,

nos cuesta dejar lo que tenemos.


No sabemos si nacer dolió,

pero si sabemos que morir duele,

por eso no nos queremos morir.


Pero Dios nos hizo mortales para que muchos puedan venir a éste mundo,

a soñar y a despertar.

Hermosa amazona.

Sueño con estar contigo,

andar por ésos caminos que te llevan adonde tu quieras

pero que contigo siempre me llevan a ti.


Apareces como surgida de la nada,

eres tú, hermosa amazona

quien en tu corcel color de luna llena llega.


Me invitas a subir,

a paso lento vamos por caminos y veredas.


Me llevas y me dejo llevar.


Nuestro destino ;

Tú y yo.


Se conjuga el paisaje con tu hermosura

y , ¡ah ¡ extraordinario, cuanta belleza junta.


El viento, tu cabello y el rítmico andar.


Escucho una canción que sale de ti,

hermosa voz que lo inunda todo.


Y allí esta la luna,

iluminando el camino y la mente de los que la miran.


Tendidos en la tierra bajo el cielo cuajado de diamantes,

en la inmensidad de la noche,

nuestros cansados cuerpos.


Cuando el cansancio nos doblegue,

y el sueño se apodere de ti,

cantaré algo sólo para ti.


Con un beso cerraré tus ojos, y yo cerraré los míos

para seguirte viendo, para seguirte amando

hermosa mujer.

Ella es un sueño.

Quería dormir, el cansancio me vencía

pero el sueño no venia a mi.

Y allí estaba ella,

tampoco se iba y yo no la dejaba ir.


Sueño, ven a mí,

ya no tengo fuerzas para no tenerla,

ven para que pueda ir con ella.


Así, cuando tú llegues a mi cuerpo agotado,

éste se quedará y podré ir con ella


Y ella que es un sueño,

me hará soñar.


Y juntos, en mi sueño,

caminaremos por los lugares que nunca imaginamos,

pero que allí estarán,

esperando por nosotros.


Porque en el día sueño con ella,

pero no la tengo,

y ya dormido sueño con ella

y entonces la abrazo, la beso y la tengo.


Quizá algún día le pida al sueño

que ya no se vaya, para ya no despertar

para ya no dejarte nunca mas.


Dormido, despierto, no hay diferencia,

siempre estas en mi.

Cuando ya no estés conmigo.

Cuando ya no estés conmigo,

cuando después de buscarte por nuestros lugares

tú ya no estés para mi,

buscaré dentro de mi,

cada parte de ti

que vive en mí.


Tus abrazos quemantes

que nos fundían

y nos hacían uno.


Tus besos,

tus labios cálidos

que hacían que dejara de existir en éste mundo,

y hacían que me perdiera en ti,

dentro de ti.


Recordaré las veces que me dijiste te quiero,

oiré tu voz deslizándose suavemente por mi oído,

como el murmullo que produce el aire,

cuando suavemente mece las ramas de los árboles.


Sentiré el calor de tu mano

cuando me llevabas y me dejaba llevar,

cuando no sentíamos el paso del tiempo,

No eras tú,

no era yo,

Éramos.

Tlacualeras.

Ellas traen la vida, ellas dan la vida.


Pesan las canastas pero no pesan,

el peso no se siente, el cansancio tampoco.


Sabe que la esperan, el cuerpo debe nutrirse.

Paso firme, decidido, nunca una duda.


Pasa del medio día, el sol quema,

los labios están secos, hay hambre.


El camino, el camino que se tarda en aparecer

a la figura amada,

el sabe que él la espera.


En la distancia,

hay dos figuras que apenas se distinguen

una de otra.


Apenas son colores que se mueven,

pero, ambos ya se vieron a los ojos,

ya se sonrieron.


En la distancia se oye un ya vienes,

y un ya voy.


El viento no puede llevar a cada uno lo que se dicen,

y se queda quieto.


Es ella quien sigue su paso firme,

es él el que espera.


La mesa; la tierra, la que da la vida.

Las sillas; la tierra.


La mirada de madre, de esposa, de amante,

de quien acaba de amamantar,

y de quien dio de comer bajo un cielo azul,

y un horizonte abierto.


Señoras hermosas que traen la fuente de vida,

que son ellas mismas.

Camposanto.

Por el mismo lugar en que se anuncia un nuevo día,

está la presencia de los que ya no están con nosotros.


Cuando estás allí y respiras,

sientes la vida,

pero también a los que ahora están.


Vida, muerte,

lugar de dualidad.


Inicio de cada nuevo día,

testimonio de los que ya no viven abajo.


Arriba los muertos vigilan,

cuidan a los de abajo

porque éstos, oran por ellos.


Abajo la gente ama, crea,

siembra sueños en lo más profundo de sus almas,

creen en ellos.


Algunos atrás de un arado que abre la tierra,

para sembrar en cada grano una esperanza.


Otros tejen sus sueños con diferentes materiales,

todos lo hacen.


Arriba,

los que ya despertaron de este maravilloso sueño,

que es la vida.


Cada mañana, un ave con su canto

los invita a abrir sus ojos,

a despertar para seguir soñando.