lunes, 26 de abril de 2010

Volcanes.

En el día de la noche

la montaña de fuego y su amada

vestidos con sus túnicas de plata para ceremonias

cubiertos con un velo con estrellas estampadas

que se extiende en la inmensidad de la noche

mirando los ojos de los que los contemplan extasiados.


En el día,

los dos eternos enamorados que no se separan,

cambian de color su túnica.

Un blanco profundo y un azul como fondo.


Los rayos del disco dorado que se esparcen

y que con su calorcito ayudarán a que lo blanco ahora,

se convierta en hilos cristalinos que descenderán de los dos colosos

y llegarán a las bocas sedientas

de quienes los admiran desde abajo.

Vestidos sagrados ahora

que saciarán la sed mañana.

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