lunes, 26 de abril de 2010

Carta a mi madre.

Madre, gracias porque a este maravilloso mundo me has traído,

gracias porque en la seguridad de tu vientre durante 9 meses me guardaste,

gracias porque el primer alimento de ti también salió.


Explicarme no puedo porque,

acordarme de esos momentos no me es posible,

de dicha inmensa momentos,

que tú madre si los recuerdas.


Sentir la seguridad de tus brazos,

de tu regazo la tibieza,

de saciar el hambre el placer,

extraordinaria maravillosa experiencia.


Lo siento aún cuando me abrazas,

cuando te abrazo.


Porque a verme sonreír con tu paciencia infinita esperaste,

y cuando lo hice, de felicidad te llenaste.


Porque a abrazarme corrías cuando inconsolablemente lloraba,

pero al oír tu voz me calmaba.


Luego, algo me cantabas y me dormía.

Quizá en ese tiempo estamos aquí pero no completamente,

y tu voz es de aquí pero también de donde venimos.


Es entre celestial y terrenal, así como tú madre.


Porque una noche, con polvo de estrellas de sol y luna,

Dios te creo para que fueras madre.


Hacia tu mano intentos varios para a mi boca llegar,

muy divertido era,

ahora se que todo un juego era,

para que yo comiera.



Cuando a la escuela

por primera vez me llevaste,

porque ingeniero, médico, qué se yo,

que podría ser tu soñaste,

con mucho dolor de mi te desprendiste,

pero feliz porque sabias,

que solo unas horas seria,

porque mi futuro a forjar empezaría.


Como aves que el cielo surcan,

nuestro camino por la vida,

por instinto lo seguimos,

y una noche,

una potente luz que natural no es,

nos desconcierta y de nuestro camino nos desvía,

y allí estás madre,

y nuevamente a nuestro camino nos regresas.

Porque más potente aún, es de tu corazón la luz,

porque fuiste hecha con polvo de estrella de sol y luna.


Así, en el día está el sol,

y en las noches, cuando la luna no está,

las estrellas están.


Por eso madre, no puedes tú no estar,

madre de presencia infinita.


Madre, si no soy lo que tú soñaste,

no es que te haya fallado,

quiero que sepas que con lo que tú me enseñaste,

a vivir he aprendido.


Y lo más importante:

amándome, me enseñaste a amar,

y con éso, que más de la vida puedo desear.


Madre:

sólo quiero decirte que tenía que vivir mi vida,

para poder ser yo.


Madre: Puedo decirte que te amo y que soy feliz.


Gracias madre.


No hay comentarios: