jueves, 17 de enero de 2013

Él me dice que esa constelación es el arado, me señala donde está el timón, la reja, y cada parte de él, bueno, todo él es campo, siempre ha trabajado la tierra, ha caminado de día y de noche y creo que en su mente también de noche ara la tierra, en algún lugar lo hace, por eso busca su herramienta de labrar la tierra allí donde siempre está, en el cielo de la noche, porque en el día no está. Por la noche debe surcar el espacio y sembrar estrellas, solo eso sabe hacer, sembrar y después de haber soñado en esa siembra, lo hace en su parcela, siembra maíz aquí y tal vez una canción que solo el canta, porque cuando siembra lleva el ritmo que hace que caigan las semillas al surco y las palabras también, porque siempre dice que de allí tres comerán, el que siembra, un animalito y alguien que pase y coma un elote. Lo más probable es que su papá también le haya enseñado el nombre de ésa constelación. Bueno, lo que pasa es que uno conoce las cosas y si no hay escuela, pues uno le da el nombre más apropiado, o sea, de acuerdo a como uno concibe lo que nos rodea, o como lo conocen los demás por lo que representan o por lo útil que son y uno aprende de ellos. En éste caso, el arado es la herramienta de trabajo más importante y por eso platicamos de él. También me hubiera dicho cosas sobre ese satélite natural que no siempre se ve, pero que si esta, solo que no se deja ver. Y cuando se muestra, lo hace poco a poco y así se va también, después de haber dejado su luz en la mente de quienes la miran y de haber dejado ver lo que la noche esconde. Él era un soñador, debió haber tenido grandes charlas con ese enorme disco plateado, y debió conocer muchos secretos de todo lo que la luna ve en su paso por el mundo, ella debió contarle todo eso, porque no tenía libros para aprender cosas, él fue de los que aprenden de lo que ven y lo hacia así, por eso aprendió a soñar y a hacer realidad sus sueños, porque encontraba allí las palabras que otros dejaron cuando platicaban con ella, creo que así aprenden los que saben sin leer, no hay otra forma de que lo hagan, no pude saber lo que el sabia. Hoy como de costumbre se levantó temprano, el ave que canta diario rompe el silencio de la madrugada por allí de las 4 de la mañana, tal vez cante antes pero nadie escucha; a esa hora todos duermen, aunque hay algunos que tienen que caminar para llegar temprano a donde deben estar. Quizá también su canto despierte a los que ya no están con nosotros, porque a esa hora, el silencio lo lleva muy lejos, hasta más allá de los cerros, como que se vuelve cómplice de él y lo lleva a todas partes para que lo escuchen y despierten y también para que los que viven de noche reconozcan la hora de ya ir a dormir. Tal vez esta ave ya tiene su lugar en el cielo, como otros utensilios y algunos animales que tengan bastante importancia, pero eso ya no me lo platico, ya no hubo forma de hacerlo. La luna tal vez escuche ese canto, pero si no lo hace ella lo ve, sabe que los gallos cantan cada hora, porque el gallo quizá esté de acuerdo con la luna, porque la luna hace soñar, induce sueños, y los gallos hacen que las personas despierten para que hagan realidad sus sueños.

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