Cuando escucho esas palabras que me dicen que no estarás en casa, mi
alma sigue tus huellas por senderos imaginarios que dibujan tus palabras
y allí es donde te sigo. Miro lo que tu ves y trato de que sea lo más
parecido a lo que me dices. Es tarde ya y la luz empieza a perder su
intensidad, los dedos inmensos invisibles tocan la piel, pero ya no
queman y eso me dice que es hora de regresar a casa. Pero no, ahora no
se si hay algo que desaparece el camino que ando siempre, porque mis
ojos ven otras cosas y quiero estar contigo. Me siento en una banca, esa
que esta entre los árboles y entre nuestros recuerdos. Algunas veces
allí conversamos, tu no la conoces, pero tengo la certeza de que allí
nos veremos y cierro mis ojos para buscarte y siento como llegas.
Hoy no iré a
donde siempre nos encontramos, ese lugar que la vida destino para
vernos, tu espacio que habitas, porque se que no estás allí. Y aquella
necesidad de llegar a donde siempre voy porque se que tu estas, hoy no
la tengo y tal vez vague por lugares que me traen a ti, esperando las
tan ansiadas palabras que me dicen que ya estarás.
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